lunes, 22 de febrero de 2010

Estudios visuales en escena.


El viernes pasado ( 19.02.10) se realizó en Off Limits - un espacio cultural alternativo de Madrid - la presentación de tres publicaciones que ponen de manifiesto cuanto han logrado a la fecha de hoy los perseverantes esfuerzos de Jose Luis Brea por generar colectivos y redes comprometidas con el ejercicio de la critica radical. O para decirlo con los términos que a él ciertamente le resultan mas adecuados: comprometidos con esa crítica que se propone alcanzar su propio límite asumiendo que ese límite está ¨en la autorreflexion crítica, en la ´crítica de la crítica ´, allí donde ella preferiria dejar pasar complaciente sus pretensiones de incuestionar su propio hacer, allí donde se entrega capciosamente como por un por supuesto¨. El primero de esos logros que inventariamos esa noche fue la presentación del séptimo número de la revista estudios visuales, que fue presentada por Salomé Cuesta, su editora, y cuyo tema central es la resistencia. Una resistencia cuya naturaleza es interrogada por el propio Brea en la presentacion del número, así como por Nestor García Canclini, Mieke Bal, Simon Critchley, Jacques Ranciere, David García Casado y Sergio Martínez Luna en otros tantos artículos incluidos en el número. El segundo es salon kritik, una publicacion on line que, según anunció su editora Maria Virginia Java, da un salto adelante y yendo mas alla de las labores de acopio, selección y divulgacion de materiales editoriales procedentes de distintas fuentes, se transforma en una publicacion con una estructura editorial mas compleja, que incluye la incorporación de siete columnistas permanentes entre los que figuran Fernando Castro Flórez y Nestor Garcia Canclini. La última publicación presentada fue el libro mas reciente de Brea, una co edición de Akal y estudios visuales, cuyo solo titulo - Las tres eras de la imágen. Imagen-materia, film, e-imagen - advierte inmediatamente sobre la intención de su autor de prolongar dentro de las coordenadas específicas de su pensamiento los esfuerzos previos en esa misma dirección de Regis Debray o de Jacques Ranciere. Esta presentación corrió a cargo de Roberto Riquelme, cuya cuidadosa exposicion de la estructura y los tesis cruciales de la obra de Brea, fue seguida por las palabras del propio Brea, quien leyó y comentó una larga lista de agradecimientos a quienes han dado apoyo y hospitalidad a sus proyectos. Y el acto mismo - que aparte de muy concurrido fue singularmente amable -concluyó con un recital del músico David Loss.

domingo, 21 de febrero de 2010

ARCO en horas bajas.

Ayer cerró sus puertas la edición 29 de ARCO, la feria de arte contemporáneo de Madrid, y el primer balance de la misma me lo ofrece esta misma mañana (22.02.10) una noticia del magazine cultural on line hoyesarte.com bajo un titulo muy afirmativo: ¨ Buen año para ARCO¨. Y el contenido de la noticia se esfuerza en fundamentar un balance tan optimista citando a Luis Eduardo Cortés, el director general de IFEMA, para quien ¨ el resultado es positivo desde el punto de vista comercial. No solo se han cumplido sino que se han superado las expectativas de ventas¨. La declaracion, sin embargo, no es tan contundente como el titular de hoyesarte porque podria interpretarse tanto en un sentido positivo (se vendió mucho) como en un sentido negativo: las expectativas previas eran tan bajas que cualquier venta por pequeña que sea ha terminado siendo satisfactori. Pero especulaciones aparte, lo cierto es que las declaraciones de Cortés sobre el éxito de ventas de la feria han resultado medidas y discretas si se las compara con la encendida retórica triunfalista con la que tanto la dirección de ARCO como de IFEMA exaltaban los logros comerciales de la misma. Y en todo caso dichas declaraciones de Cortes no encajan con lo que podría ser un balance artistico de la feria, que este año es, desde el punto de vista de la calidad de la oferta, cualquier cosa menos brillante. ARCO ha sido por muchos años un escaparate deslumbrante que iluminaba una oferta de arte contemporáneo de extraordinario interés firmada por las estrellas en ascenso del olimpo artístico internacional, que atraían la atencion de criticos, teóricos, coleccionistas y directores de centros de arte y museos agentes y protagonistas del main stream del arte contemporáneo. Pero en esta oportunidad no ha sido así. Y la sensacion difusa pero persistente de encontrarse ante una oferta artistica de término medio - para decirlo de alguna manera - agravaba el desasoiego que producía circular por las calles del pabellón 10, cuya inusual amplitud era el testigo silencioso del gesto de las numerosas galerias que a última hora no ocuparon los stands que previamente se les habia asignado.

Avatar y la religión ecológica.


A mi atrae la película Avatar de James Cameron tanto por sus deslumbrantes avances técnicos y por la apasionante historia que nos cuenta como por la imaginacion y la inteligencia con las que ha sabido dar forma al movimiento religioso mas ecuménico de esta época. Movimiento difuso y a la vez profuso, que rinde un culto a la naturaleza que en realidad debe a la ecologia muchísimo mas de lo que debe al romanticismo histórico. Al punto que a este novisimo culto podria entenderse como la forma en la que las masas del planeta o, si se prefiere, la opinión pública mundial han asumido e interpretado la perspectiva y los logros científicos de la ecologia en sentido estricto. Quizá en este punto habría que evocar al pitagorismo histórico, en cuanto cuerpo de creencias y doctrinas esotéricas, y a la relación digamos perversa que estableció con las matematicas en cuanto tal. Pero que la ecologia es una una cosa y otra el culto del que estamos hablando es algo que muestra con suficiente claridad la propia Avatar, que convierte el concepto de sistema ecologico y esa interconexión y mutua dependencia entre todos los sistemas existentes a la que se condensa en la fórmula del Efecto mariposa en la imagen a la vez plástica y mítica de un arbol desaforado cuyas raices están entrelazadas con las raices de todos los árboles y plantas que componen ese fabuloso bosque primordial que es el escenario de la conflicto a muerte que domina la narración de la película. Y los controles y las medidas de caracter tanto técnico como político reclamadas por los ecologistas para corregir o por lo menos atenuar las consecuencias catastróficas producidas en el medio ambiente por la explotación industrial intensiva del planeta, se convierten en la película de Cameron en la reivindicación y la celebracion de la tribu, asumida como modelo idealizado de una relación equilibrada entre el Hombre y la Naturaleza.
Cierto, la dimension religiosa de Avatar tiende a ser omitida por quienes no pueden o no logran separar a la religión - entendida como creencias, sentimientos e imaginarios articulados por una devocion - de las iglesias que las instituyen y gobiernan. Pero si en algún lugar esta distinción se manifiesta con la mayor claridad es en los Estados Unidos de América, que es al mismo tiempo la sociedad postindustrial mas apasionadamente religiosa del mundo y aquella en la que dicha religiosidad es instituida y administrada por el mayor número y variedad de iglesias y de sectas. Y por esta misma razón resulta altamente significativo que la película de Cameron haya se convertido alli en un formidable acontecimiento de masas que la catapultado a la cabeza de la lista de las peliculas mas taquilleras de la historia del cine. Señal de que su mensaje religioso ha sido captado por un público especialmente sensible a los asuntos y las cuestiones religiosas. Y un indicio de que quizás la religiosidad americana se está desplazando desde el eje marcado por el individualismo tout court que se realiza exclusivamente en los ámbitos imaginarios de la familia y la parroquia, a otro definido por el reconocimiento de que una relacion armónica con la naturaleza es tan vital como imprescindible.
(21.02.10)

miércoles, 10 de febrero de 2010

Detectives inmoviles.

En el año 2000 la editorial ACTAR de Barcelona publicó un magnífico libro de Ricardo Daza titulado Buscando a Mies, cuyo recuerdo se me vino a la cabeza viendo ayer (09.02.10) la instalacion de doble cuerpo que ha montado en las antiguas carboneras del Museo Reina Sofia el artista mexicano, afincando en L. A, Mario García Torres. Ambas obras tienen como columna vertebral una investigacion detectivesca, pero eso sí de detectives que nunca salen a la calle sino que todas las pesquizas las hacen sin abandonar nunca sus respectivos estudios. Y ambas arrancan, además, de una foto. En el caso de Daza el arranque de la investigación es una foto publicada en el una revista americana de los años 50 en la que se ve al célebre arquitecto alemán vestido elegantemente y fumándose un puro en un rincón de una de sus obras. Daza dedica todo su espléndido libro a exponer la investigacion de archivos y bibliotecas que le permitió determinar de manera inequívoca cuál era el rincon y cual de sus obras donde le tomaron a Mies la foto. Y Garcia Torres dedica su investigación, tambien puramente archivística, a descubrir no sólo donde estaba el mítico One Hotel que Alighiero e Boetti regentó en los años 80 del siglo pasado en Kabul sino a mostrar todas las transformaciones que ha sufrido el inmueble desde entonces. Esa investigacion a mi me ha resultado reveladora y no solo porque demuestra, tal y como pretende su autor, que con una misma fotografía se pueden contar distintas historias debido a que toda foto está expuesta por definición a una insuficiencia de sentido que solo puede colmar un relato exterior o ajeno. No, a mi me ha interesado todavia mas el hecho de que esta investigacion consigue mostrar hasta qué punto en la historia de Kabul que durante todos estos años nos han contado los media faltaban siempre imagenes evocadoras de vida cotidiana efectiva en esa ciudad. El dia a dia de sus habitantes, expuestos a unas estrategias políticas y mediaticas que los reducen al papel de comparsas o de muñecos del ventriloco en un duelo interminable entre el Bien y el Mal.

lunes, 8 de febrero de 2010

Pensar desde America Latina.

El viernes 29 de enero se llevo a cabo en la galeria Distrito 4 una sesión de la Tertulia Madi centrada en una disertacion informal de Manuel Borja Villel, el actual director del Museo Reina Sofia de Madrid. El tema de la misma fue el arte latinoamericano y la relacion del Reina con el mismo y dio lugar que en un momento dado de la discusion emergiera la pregunta por la posibilidad de pensar la historia y la experiencia artistica latinoamericana desde conceptos y categorías que no fueran universales sino propias. O de elaboración propia, si se quiere. Borja Villel celebró estrategias de investigación como las adoptadas actualmente por la Red de conceptualismos del Sur por lo que implican de esfuerzo por librarse del cánon pretendidamente universal de la historia del arte con H mayúscula elaborada por Occidente. Y yo interpreté sus palabras desde su reciente empeño en reorganizar el discurso expositivo de los fondos de obras del museo bajo su cargo en función de lo que él mismo ha calificado de lectura anti hegemonica o por lo menos no canónica de la historia del arte español del siglo XX. Pero la pregunta que ahora me hago rebasa los limites de la historia del arte y su consagracion museística y remite a la cuestión aún mas general de si es posible pensar a America Latina desde America Latina y con conceptos y categorias especficamente acuñados en America Latina. Esta cuestión asedia como a un fantasma al mundo académico y cultural latinoamericano desde mucho tiempo atras - desde Jose Marti, José de Vasconcelos y Victor Raúl Haya de la Torres por lo menos - y ha vuelto a emerger - aunque solo sea en su versión light - con la decision de Cuauhtémoc Medina de bautizar como Dominó canibal su proyecto curatorial para la segunda edición del PAC de Murcia. El dominó canibal, tanto en el enunciado como en la realización, no es mas que la actualización de las tesis defendidas por el Manifiesto Antropófago publicado en Brasil por los hermanos de Andrade en los años 20 del siglo pasado. El camino para librarse de la hegemonia de Occidente pasa por comerse a los agentes de esa hegemonia, entre los que se cuentan evidentemente los que mas activamente promueven esa clase de festín canibal.

Israel Galván en apuros.

Confieso que fui a ver (25.01.10) el espectáculo La lucha libre vuelve al Price porque en el programa del mismo prometían el enfrentamiento entre Israel Galván y Los Tres Mil. El bailaor flamenco, cuya irreverencia ha seducido tanto a Pedro G. Romero como a George Didi Huberman, era para mi una asignatura pendiente y de repente un espectáculo del que no tenía la menor idea previa me ofrecia la posibilidad de aprobarla. Y lo hice. Sólo que el espectaculo, con su brillante e imaginativa paráfrasis de los combates de lucha libre, me sedujo hasta la fascinación y en cambio Israel Galvan me decepcionó. Y no exactamente por culpa de él ni de mis rudimentarios conocimientos de un arte tan refinado como el flamenco. No, el problema fue la coreografía y la puesta en escena del duelo virtual anunciado en el programa entre el propio Israel y el conjunto de coristas, palmeros y guitarristas que ha adoptado el descabellado nombre artístico de Los Tres Mil. Yo conozco de vieja data el trabajo artístico de Pedro G Romero, como que fui el curador de una muestra colectiva que juntó en la Sala Amadis del Instituto de la Juventud de Madrid obras suyas con las de Abraham Lacalle y de Isaac Montoya, allá por los remotos años 80 del siglo pasado. E inclusive fue él quien primero me elogió a Israel Galvan, mostrandose muy orgulloso de los trabajos que estaban haciendo conjuntamente y que suponía una relectura del flamenco en clave de arte contemporáneo. Pero ninguno de estos antecedentes, ni el respeto que me merece la singular obra archivística de Romero, fueron suficientes para librarme de la decepcion que me causó ver a un bailarín tan dotado y virtuoso como Galvan enredado en el disparatado artefacto escénico diseñado al alimón por Pedro G.y Máquina Ph para esta ocasión.

domingo, 7 de febrero de 2010

La Daros Latinamerica Collection en Madrid.

No es exactamente la colección sino una seleccion reducida de la misma, curada por Katrin Steffen y titulada Al calor del pensamiento, al igual que la obra del artista chileno Gonzalo Díaz incluida en la misma. Pero aun con todo y su numero tan reducido (medio centenar de obras elegidas entre las mas de 1.300 que hoy forman esta colección), esta muestra ofrece una imágen suficiente del poderio actual del arte latinoamericano. Y de su notoria diversidad, corroborada por el hecho de que junto a obras y nombres ya consagrados por la museo, la crítica y el mercado como Julio Le Parc, León Ferrari o Marta Minujín, aparezcan en esta muestra
los de Belkis Ayllón o Humberto Vélez incluidos en círculos mucho mas restringidos de difusión y reconocimiento critico e institucional. Entre estos extremos del espectro de visibilidad se sitúan en la exposicion obras y nombres que han protagonizado en las dos últimas décadas el irresistible ascenso del arte latinoamericano a lugares de preeminencia en la escena artística internacional. Me refiero a Cildo Meireles, Vick Muniz, Doris Salcedo, Oswaldo Macia, Jorge Macchi, Leandro Elrich, Óscar Muñoz o Carlos Amorales, todos ellos asiduos de las bienales y de los circuitos de exposiciones internacionales que unen a Londres con Gwanju y a Sao Paulo con Berlin, por ejemplo. Inclusive hay otros nombres que sin tener una repercusion internacional equiparable han realizado y realizan obras de una calidad y una intensidad innegables. Como es el caso del artista colombiano Miguel Ángel Rojas que enseña en esta oportunidad David, una serie de fotografias de cuerpo entero de José Antonio Ramos, un jóven y atlético soldado colombiano cuya pierna izquierda le fue arrancada por la explosión de una mina antipersonal. La ´noble sencilléz y la serena grandeza ´ - que diria Winckelmann - de esta imagen construida sobre el modelo inconfundible del David de Miguel Ángel Buonarroti es una hermosa incitacion al ejercicio de la cordura en la captacion y la reflexion sobre la guerra que hace ya demasiados años desangra a Colombia. Y en cuya prolongación sine die pesa muchisimo la histeria y la paranoia de masas estimuladas sistematicamente por los media. La calidad de este singular contrasta
poderosamente con la de Noviembre 6, el conjunto de sillas de metal machihembradas entre sí con las que Doris Salcedo ha intentado ofrecer una imágen y probablemente una via de interpretación de otro de los episodios del cruento conflicto colombiano: la toma en esa fecha aciaga, del Palacio de Justicia de Bogotá por el M-19 y el devastador contraataque lanzado por las por tropas del Ejército de dicho país inmediatamente despues. Lo que en la obra de Rojas es la claridad y la armonia de logros y propósitos es sólo arbitrariedad y confusión en esta pieza de Salcedo.
Habria que añadir que el montaje de la exposicion -inaugurada el 2 de febrero- es magnifico porque ha sabido aprovechar en beneficio de la mejor visibilidad de las obras expuestas la amplia y diafana arquitectura de las salas de exposiciones de la ciudad financiera del Banco Santander situada en Boadilla del Monte, una municipio de la periferia madrileña.